La palabra inicial. La mitología del poeta en la obra de Heidegger

Al comenzar la presentación el Decano Arq. Guillermo Cabrera no sólo agradeció la presencia de Mujica sino destacó la transformación que la biblioteca está viviendo como un espacio para la producción de cultura.

Tal las palabras de Vaca Bononato: Hugo Mujica es invitado de la casa. Desde hace 7 años sisita la facultad para presentar sus nuevos libros. Recuerda que un amigo le regaló el libro de Hugo y sin poder parar de leerlo, durante un viaje en tren que hacía en medio de la desolada Pampa, el paisaje lo invitaba a la lectura profunda de un libro complejo sobre Heidegger. “No se trata de un libro académico en el sentido estricto del término, y ya lleva 10 ediciones lo cual es todo un mérito. Hugo es un maestro”.

Hugo Mujica nace en 1942 en Buenos Aires. Estudió Bellas Artes, Antropología Filosófica, Filosofía y Teología. Conoció la vida monástica de la orden Trapense, donde vivió como monje bajo voto de silencio durante siete años. En ese mundo silencioso, comenzó a escribir poesía, lo que no dejará de hacer desde entonces siendo el género que él considera como la raíz de toda su obra. Con una escritura que recorre y traza la vecindad, entre la prosa y la poesía, nos traduce poéticamente a Heidegger. Logra traerlo a un lenguaje donde aquello de lo que se habla no sólo se nombra sino que además está, se hace presente, acontece.

Con algunos fragmentos del libro el escritor abrió el diálogo con los presentes. Mencionó la relación con la naturaleza, el hombre mediador entre la obra y ella. Para Heidegger ve en la técnica moderna una provocación. “Somos nosotros lo que le pedimos a la naturaleza, nuestro sacar a luz es tecnológico”. La técnica genera su propia necesidad de nuevos artificios. Estaríamos muertos sin técnica, “el hombre sobrevivió que se lo coma el león porque generó técnica, luego inventó el lenguaje, nosotros somos técnica”.  

Frente a preguntas de los oyentes, Mujica plantea que para construir una casa la pared tiene que ser derecha, y ahí es cuando entra cuanta creatividad podes poder a eso. “El que escribe, lo hace con 27 letras al igual que todo el mundo, el hecho es el uso que haces de la materialidad real de la cosa”. La creatividad está siempre en relación con una materialidad.

Para el autor, Heidegger está en contra de la estética, preguntándose qué le pasa a un sujeto frente a un cuadro, y remarca que “ni la obra está ahí ni yo estoy acá” dando cuenta que lo bello es lo que pasa entre las dos cosas. Dando cuenta que hay que salir de lo que uno considera bello o no, según si me emociona. “El arte vale por sí, no tiene funcionalidad política, social, ni hacerme sentir a mi bien, el ser de las cosas es lo bello”. Para Heidegger en realidad la belleza es la libertad, donde cada cosa es lo que es,  corriendose de su funcionalidad o utilidad.